Uno de los errores comunes en la realización de evaluaciones psicosociales es que se dejan siempre para el final, realizándose muchas veces de manera repentina y forzada, en un plazo excesivamente breve, sin la debida planificación, obteniendo como resultado un documento estanco en lugar de estar integrado en la actividad preventiva.
El hecho de imaginar no hacer nada en el trabajo es muy popular e idílico, pero la realidad es totalmente distinta: el deber de estar sentado durante horas en el trabajo sin saber qué hacer es una situación desesperante; llegando a tener los mismos efectos negativos en la salud de los trabajadores que el síndrome de estar quemado o burnout.
Los estudios en materia de psicosociología en las últimas décadas se han centrado en equipos de trabajo en los que existe una deficiente organización de las tareas y un estilo de mando erróneo, donde es habitual que se produzcan situaciones en las que unos miembros del equipo están sobrecargados de trabajo, produciendo el denominado síndrome de burnout y/o estrés, sin embargo, de unos años en adelante, se pueden observar una nueva enfermedad laboral, centrada en sentirse aburrido y desmotivado en el trabajo, lo que en el mundo anglosajón se denomina boreout.
Es un concepto que podríamos traducir como “aburrimiento laboral” y que se define por ser la situación opuesta al síndrome del burnout, los trabajadores no tienen apenas tareas que realizar o éstas son infratareas que no satisfacen sus expectativas en la organización.
Al contrario de lo que pudiera parecer, esta situación no es idílica y genera en los trabajadores afectados una pérdida de autoestima, una ansiedad por inventar estrategias para no ser descubiertos en esos tiempos muertos por miedo al despido, llegando a depresiones graves ocasionadas por una situación que no les gusta y que no han buscado.
Causas principales
• Sobrecualificación en conocimientos o experiencia para un puesto de trabajo, lo que conducirá a una insatisfacción y frustración al verse limitado y sin posibilidades de demostrar todo lo que sabe.
• Insuficiente preparación y cualificación para el puesto, con lo que no se alcanzan los objetivos establecidos a pesar del esfuerzo por lograrlo, lo que generará un círculo vicioso de sentimientos de inutilidad y dejadez de funciones.
• Falta de promoción del personal, que imposibilitan el ascenso o el aumento del salario, por lo que el trabajador sabe que cualquier esfuerzo extra que quiera hacer para mejorar en la empresa no obtendrá resultado.
• Dificultad por parte de los superiores para delegar tareas y asumir multiplicidad de tareas, ya sea por el reto que éstas suponen o por la recompensa que conllevan, delegando sólo tareas rutinarias y aburridas para el resto de los trabajadores.
• Acaparamiento de las tareas más motivadoras por parte de los superiores o de compañeros con más antigüedad, dejando al resto las más repetitivas.
• Limitaciones que se establecen por parte de la dirección y que impiden a los empleados innovar y hacen que actividades que son potencialmente creativas se vuelvan tediosas.
• Falta de estimulación y reconocimiento por parte de sus superiores, ante un buen desempeño o una propuesta innovadora.
• Tareas monótonas donde todos los días, y durante horas, se realiza una y otra vez la misma función, resultando más aburrido cuanto menos se tenga que hacer.
• Duplicidad de funciones con otros puestos, con lo que uno de ellos se queda sin actividad real.
• Falta de planificación, sin estar claramente establecidas las funciones del puesto de trabajo.
Medidas preventivas
• Elegir al trabajador que se ajuste lo máximo posible al perfil del puesto de trabajo, evitando elegir a personas que estén infracualificadas o sobrecualificadas para el puesto.
• Definir claramente las funciones y rol de cada trabajador en la organización.
• Aumentar el grado de autonomía y control del trabajo.
• Mejorar el clima laboral promoviendo el trabajo en equipo.
• Fomentar las relaciones laborales y la comunicación ya sea formal e informal.
• Mejorar las redes de comunicación y promover la participación de los trabajadores en la organización.
• Establecer líneas claras de autoridad y responsabilidad.
• Facilitar información y formación sobre el trabajo a desarrollar.
• Facilitar los recursos necesarios para el correcto desarrollo de la actividad.
• Programas de intervención cognitivo-conductual.
• Programas dirigidos a la adquisición de destreza en la mejora del control de las emociones y a la resolución de problemas (asertividad, manejo del tiempo,…).
Fuentes
- Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales, www.funprl.es.
- Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, www.insht.es.
- ‘El nuevo síndrome laboral: boreout’, Philippe Rothlin y Peter R. Werder (2009).
Beatriz Remón
Dpto. de Prevención de Riesgos Laborales de CEN