Fruto de ello, entre otras consecuencias, se sufre un alto coste de las materias primas y de la energía. Así lo aseguró la técnico para la coordinación de Diagnóstico de Economía Circular, Montse Guerrero, en la jornada que celebró la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), el pasado jueves, 27 de noviembre, en una sesión de “Fomento de la ecoinnovación y la economía circular”, en la que, además, se dio un reconocimiento a las empresas que en 2014 han participado en el Programa de Mejora, Dinamización y Sensibilización Ambiental de la CEN, financiado por el Gobierno de Navarra. La jornada contó con la colaboración, además, de Zabala Innovation Consulting, Jofemar y Pavimentos de Tudela (puede descargarse aquí las ponencias de la jornada). 

Las empresas participantes este año en el programa han sido:

- Papeles El Carmen
- Estampaciones Arsan
- Replasa (Recubrimientos Plásticos)
- Schneider Electric
- Construcciones ACR
- Unsain
- Gonvauto Navarra
- Unfasa (Unión de Fabricantes de Conservas)
- Conservas Gilvemar
- José Salcedo Soria SL
- Bajamar

La economía circular: un cambio de perspectiva

En la jornada, se analizó el concepto de “economía circular”, que no solo afronta el problema de la escasez, sino el de la gestión de residuos, y la consecuente contaminación por su acumulación. Según Guerrero, “hemos de pasar de una economía lineal a una economía circular”. Es decir, pasar de un sistema de “extraer/utilizar/tirar” a una “optimización al máximo de los recursos”.

“Todo residuo ya es un recurso” y, con la “reutilización de materias”, hemos de pensar en un “cambio de nuestros procesos productivos”, señaló Guerrero, que llegó a hablar de una “nueva revolución industrial”. La técnico también informó de que ya hay países que están introduciendo en sus normativas los conceptos de la economía circular, como Japón, Reino Unido o Estados Unidos. Incluso ya existe una certificación en esta materia: Cradle to Cradle (“de la cuna a la cuna”).

Otra técnico del plan de actuación ambiental de la CEN que intervino en la jornada fue Leticia Mezcua, que hizo un repaso de las principales conclusiones en los asesoramientos realizados en el marco de esta iniciativa. En concreto, se refirió a cómo las empresas han profundizado en sus itinerarios de ecoinnovación. Un concepto que consiste, según la definición de la propia Comisión Europea, en “cualquier forma de innovación que persiga un avance significativo y demostrable hacia el objetivo de desarrollo sostenible, mediante la reducción de las repercusiones negativas sobre el medio ambiente, mejorando la resistencia a las presiones medioambientales, o mediante la consecución de un aprovechamiento más eficiente y responsable de los recursos naturales”.

Mezcua fue repasando los distintos indicadores analizados en cada una de las empresas participantes. Por ejemplo, en materia de energía, se destacó que todas las organizaciones controlan los consumos y acometen acciones para su reducción; o, en materia de agua, donde una empresa aplica tecnología e invierte para la reducción de la carga contaminante, disminución de caudal y de consumo, además de contar con indicadores que confirman esta gestión. La técnico también destacó buenas prácticas en otra empresa que dispone de su propio departamento de I+D+i, en el que se investigan y desarrollan nuevos productos de la organización.

En este programa, también ha participado la consultora de Exelor, Ainhoa Mendioroz, que detalló las acciones de ecoinnovación llevadas a cabo en empresas que, tal y como concretó, estaban certificadas en la ISO 14001, por lo que “ya se encontraban en un punto elevado”, pero que todavía querían mejorar más hacia un entorno de desarrollo sostenible. “Sobre todo, se ha tratado de implantar protocolos de ecoinnovación”, explicó la técnico. Por ejemplo, tres empresas han implantado protocolos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; dos, de gestión residuos; una, de control productos químicos; y dos, de comunicación, participación y consulta en esta temática.

Buenas prácticas en la ecoinnovación

Además, en la jornada también se pusieron en valor las buenas prácticas en la ecoinnovación recogidas en la Guía de Buenas Prácticas Ecoinnovadoras de Navarra, elaborada en el marco del proyecto Eneco2, una iniciativa europea y transfronteriza para que las pymes avancen hacia una “competitividad sostenible”. El encargado de repasar la guía fue su propio autor, el consultor Martín Beorlegui. Según este, “la ecoinnovación es un añadido a empresas que ya tienen sus sistemas cubiertos”, es, por tanto, un enfoque hacia la “mejora continua”.

Así, las posibilidades de la ecoinnovación son múltiples. Puede interesar a “empresas que han descubierto nuevos mercados, que buscan más eficiencia en sus procesos, que quieren de desarrollar nuevos productos innovadores y medioambientales, que quieren innovar en su reutilización de residuos, etc.”. De esta forma, “se pueden mejorar aspectos de la empresa, así como optar a nuevas certificaciones medioambientales”.

La guía (que se puede descargar aquí) también da acceso a herramientas de apoyo, por ejemplo, en materia de acceso a la financiación para llevar a cabo estas acciones.