Descargar vídeo Mercedes Corretgé

Según puso de relieve Corretgé, contar con una “marca personal no es la panacea de nada”, sino que equivale a “una herramienta que cada uno tiene que adoptar a su forma de ser”. Otro de los mitos que rompió la formadora acerca de este tema fue el de que “la marca personal no es algo etéreo”, sino que se compone de una serie de elementos “tangibles”.

Sin embargo, también reconoció la importancia de que una marca se componga también de elementos emocionales, que lleven a que “la gente empatice con nuestra historia”. Algunos de estos componentes “intangibles” de nuestra marca pueden ser nuestros valores o creencias. “El mercado te busca por lo que ofreces, pero te elige por lo que defiendes”, aseguró Corretgé, que incidió, por tanto, en la importancia de que una empresa o persona sea “creíble”.

Otro elemento intangible sería “la pasión”, y es que, según la experta, otro de los valores añadidos es que “uno ponga pasión en lo que hace”, además de ser “auténtico”. “Una marca sólida es la que aporta valor de forma constante y satisface las necesidades de su entorno”, es decir, que tiene capacidad de influir porque llega a la emoción”, fue otra de las valoraciones que hizo Corretgé. Precisamente, una de las técnicas para apelar a la emoción es la del “story telling” (contar una historia). Por ejemplo, es la que utilizó Steve Job, durante su charla a los graduados de la Universidad de Stanford, en 2005, en la que relata su historia personal y las conclusiones que ha sacado de sus vivencias. 

Proceso de creación de una marca personal

Corretgé definió en las tres fases para la creación de una marca personal: el autoconocimiento, el proyecto de posicionamiento y la visibilidad. Así, en la primera etapa, uno tiene que tener claro qué quiere hacer, qué competencias y habilidades tiene y qué visión profesional. “La visión lleva a una misión que se concreta en una meta profesional”, tal y como explicó la docente.

Posteriormente, el proyecto de posicionamiento profesional trata de descomponer la meta profesional a un objetivo concreto. Aquí, se trata de diseñar la “oferta profesional” y esto conlleva, a su vez, un análisis de nuestra competencia. “Es importante delimitar la oferta profesional con el valor añadido que tú vas a oferta”. Por ejemplo, la especialización es un importante valor añadido: “la gente que está especializada en algo es más creíble”, explicó Corretgé.

En último lugar, Corretgé se refirió al aspecto de visibilidad de nuestra marca personal. Es decir, que la marca se conozca. “Si lo que se hace, no se cuenta, es como si no se hiciera”, fue la idea transmitida por la consultora, que relacionó este aspecto con el del marketing de la empresa.