El estrés se manifiesta en el afloramiento del temor y la preocupación, cambios en los patrones de sueño (dificultad para dormir) o alimentación (disminución del apetito o problemas de digestión), dificultad para concentrarse, dolores de cabeza, disminución de la energía, sensación de fatiga, sensación de impotencia, agresividad, empeoramiento de los problemas de salud crónicos y aumento en el consumo de alcohol y tabaco.

 

Para tratar de solucionarlo se pueden seguir las siguientes recomendaciones:

 

- Durante una crisis es completamente normal sentirse triste, estresado, confundido, asustado o enfadado. Puede ser de ayuda hablar con personas de confianza como amigos y familiares.

 

- Si debe permanecer en casa, mantenga un estilo de vida saludable. Es recomendable seguir una dieta equilibrada, dormir, hacer ejercicio y mantenerse en contacto con sus seres queridos.

 

- No recurra al tabaco, alcohol o drogas para lidiar con sus emociones. Si se siente superado busque personas en quienes confíe para conversar. 

 

- No todo lo que se dice es cierto, hay noticias exageradas. Evite la información poco fiable y tenga cuidado con los bulos. Para mantenerse informado acuda a fuentes fiables. Limite su estrés y ansiedad reduciendo el tiempo que pasa viendo o escuchando noticias sobre el virus.

 

- Establezca sus límites (por ejemplo, rechazar una tarea que no quiere hacer y que no es esencial). Aprenda a delegar y a aceptar la ayuda de los demás.

 

- Recurra a las estrategias que ya ha utilizado en el pasado para superar las adversidades y los momentos difíciles.