En esta sección, recogemos todos los meses colaboraciones de ONGs que informan a las empresas de iniciativas dirigidas a impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esta semana, desde UNICEF se informa cómo se alinea la protección de los derechos de la infancia con los ODS.
La Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, adoptada en 2015 por 193 países, establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la comunidad internacional tiene que alcanzar para todas las personas, haciéndolo de una forma sostenible y con equidad. Es un cambio en la concepción del desarrollo sostenible y el progreso de los países y las personas, respetando los límites del planeta.
La Agenda 2030 representa el marco global de desarrollo para los próximos años. A lo largo de sus 17 ODS, se abordan las 3 dimensiones – social, económica y medioambiental – del desarrollo sostenible, y todos ellos tienen un impacto e implicaciones sobre la infancia. Se trata, además, de una agenda que compromete a todos los países del mundo: los gobiernos, la sociedad civil y la academia, y por supuesto, el sector privado.
Es evidente y ha quedado más que claro en la Cumbre Mundial del Clima (COP25) es que si queremos conseguir los objetivos que se plantean, se requiere una gran implicación del sector privado, porque es necesario transitar hacia modelos de negocio más sostenibles. Hay muchas empresas que están dando pasos en ese sentido, y están liderando muchos cambios. Pero todavía hay mucho que andar en la integración de la sostenibilidad por el sector privado. Algunas necesitan plantearse objetivos más ambiciosos, y muchas, las más pequeñas sobre todo, necesitarán apoyo para comenzar a aplicar medidas encaminadas a incorporar la Agenda 2030 en su cadena de valor.
Es fundamental que se entienda que dar pasos hacia una empresa más sostenible es una gran oportunidad para posicionarse en un mercado que evoluciona en esa línea y que genera una mayor confianza respecto a los grupos de interés. Además, funcionar bajo estos parámetros reduce los riesgos, genera ventajas competitivas y contribuye al empleo sostenible.
Estamos llegando ya a ese punto de inflexión en el que estar fuera de estas dinámicas ya no es una opción, porque resta competitividad, por tanto no hay margen para esperar a que haya una mayor demanda del mercado o una regulación más exigente que obligue.
Si hay una cosa que se está poniendo de manifiesto en la actualidad, y muestra de ello ha sido la COP25, es que los jóvenes que será el grupo más impactado por el cambio climático, reclaman mayor acción y ambición frente al cambio climático. Y este va a ser un gran reto para el sector empresarial, que debe atender a esas aspiraciones, ya que ellos son sus clientes, empleados o hijos de empleados, y miembros de las comunidades en las que operan.
Desde UNICEF queremos acompañar a nuestros aliados del sector privado para que entiendan la urgencia de esta situación y se fomente el respeto de los derechos de la infancia, para mitigar el impacto negativo de la crisis climática y prevenir sus efectos en la vida de millones de niños y niñas en todo el mundo, así como maximizar los impactos positivos.
Estamos convencidos de que los objetivos de desarrollo sostenible solo se alcanzarán si todo el mundo se implica y adopta las medidas que esté en su mano impulsar. Y desde UNICEF estamos trabajando para que en los países en desarrollo se desarrollen programas para erradicar la pobreza en todas sus formas; poner fin a la desnutrición; priorizar la educación; garantizar el acceso a agua y saneamiento, combatir el cambio climático y sus efectos; erradicar la violencia en la infancia; alcanzar la igualdad de género y empoderar a niñas y jóvenes; e incrementar la inversión pública.
Pero no solo eso, en Navarra estamos trabajando para que instituciones públicas, privadas y por supuesto las empresas impulsen sus propias agendas de desarrollo sostenible. Para que la Agenda 2030 esté en el corazón de las políticas y estrategias corporativas. Y para ello estamos creando herramientas como guías con medidas y ejemplos de acciones para que el sector privado pueda incorporar en sus procesos y plasmar así su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para ello estamos colaborando con la Confederación de Empresarios de Navarra, construyendo una herramienta accesible para las pequeñas y medianas empresas.
Creemos que el mayor impacto social y ambiental que la empresa tiene en los ODS puede estar más allá del alcance de los activos que posee o controla, con las mayores oportunidades de negocio potencialmente más arriba o abajo en la cadena de valor. Por lo tanto, queremos animar a que la empresa considere toda la cadena de valor desde la base de suministro y la logística de entrada, a través de la producción y las operaciones, hasta la distribución, el uso y el fin de los productos como punto de partida para evaluar el impacto de su acción en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y definir las prioridades de su propia agenda 2030.
En 2020 tenemos la oportunidad excepcional para transformar la Agenda 2030 del compromiso político a la realidad social. Los retos son enormes y no hay tiempo que perder. Promoviendo alianzas entre distintos actores tenemos oportunidad de cambiar el rumbo. No es solo una oportunidad, es una obligación, una responsabilidad. Porque los niños tienen el derecho a heredar un planeta saludable. Con un tejido empresarial que trabaja por el futuro hay motivos para la esperanza.
